Intervenciones nutricionales en el manejo del Síndrome de Fibromialgia

Introducción

La fibromialgia (FM) es una patología compleja y multifactorial que se caracteriza por dolor generalizado y crónico, que frecuentemente va acompañada de multitud de síntomas somáticos y psicológicos. En los últimos años, la FM se ha relacionado con una inflamación de bajo grado, un estado prooxidativo y una baja capacidad antioxidante que, en su conjunto, podrían contribuir a la reducción en el umbral del dolor y la fatiga en estos pacientes. En la actualidad, aunque no existe un tratamiento totalmente efectivo para esta patología, los especialistas recomiendan abordar la FM inicialmente desde una perspectiva no farmacológica, dejando el tratamiento farmacológico para situaciones en las que la primera aproximación no ejerza efecto alguno. Entre las múltiples aproximaciones no farmacológicas que se han empleado en el tratamiento de la FM, destacan especialmente las intervenciones nutricionales, las cuales han despertado un interés creciente en la literatura en los últimos años. En este trabajo de revisión se resumen algunas de las más utilizadas para estudiar su posible relación con la patología y sus síntomas.

Material y métodos

Este trabajo de revisión realizó un amplio estudio de la bibliografía relacionada con las intervenciones nutricionales a través de alimentos funcionales y suplementos alimentarios en pacientes de fibromialgia.

Resultados

1.      Suplementación nutricional y fibromialgia

Se ha comprobado que una dieta desequilibrada en componentes como minerales y vitaminas puede tener un papel clave en el desarrollo de la FM. En este sentido, se han publicado numerosos artículos que estudian los efectos en la patología de los suplementos alimentarios ricos en vitamina C o magnesio, entre otros, obteniendo resultados muy variados. Para conocer en profundidad las características de cada uno de ellos se puede consultar la Tabla 1 del artículo. A continuación, se resumen los resultados más relevantes para algunas de los suplementos más utilizados.

1.1.   Vitamina D

Puesto que se ha comprobado que aproximadamente el 40% de pacientes de FM tienen deficiencias en esta vitamina, es interesante estudiar el efecto de su suplementación en la patología. Así, se ha probado el colecalciferol (D3) durante 8 semanas, observándose una mejoría en las puntuaciones de los Test de Impacto de la Fibromialgia (FIQ). Otros ensayos han probado diferentes tiempos de intervención y suplementaciones de esta vitamina, obteniendo la mayor parte de ellos resultados prometedores. No obstante, en la mayor parte de los estudios la mejoría se asocia a pacientes con un estado previo de deficiencia en Vitamina D, por tanto, se recomienda testar con anterioridad en el suero de estos pacientes los niveles de esta vitamina para optar por su suplementación.

1.2.   Vitaminas C y E

Puesto que la FM se ha asociado con la presencia de estrés oxidativo, las vitaminas antioxidantes como la C y la E tendrían un potencial efecto beneficioso en el control de la patología. Además, estas vitaminas son útiles para la función cerebral, la memoria y el control de las emociones, así como para el buen funcionamiento del músculo, propiedades muy útiles para los pacientes de FM. Sin embargo, esta suplementación únicamente ha logrado tener efecto en los pacientes al combinarse ambas vitaminas con el ejercicio, circunstancia que elevaba los niveles de vitaminas A, C y E, aunque no lograba mejorar los síntomas de la FM.

1.3.   Minerales

Aunque también se han apreciado deficiencias en hierro en pacientes de FM, principalmente se han detectado bajos niveles de magnesio intracelular. Esta deficiencia en magnesio se asociaba habitualmente con la inflamación de bajo grado, la debilidad muscular y la parestesia, tres de los síntomas más típicos de la enfermedad. A pesar de su prometedor efecto, únicamente se han llevado a cabo dos ensayos clínicos con suplementación de magnesio en FM. En uno de ellos, una suplementación a dosis elevadas (300 mg de magnesio combinados con 1200 mg de ácido málico) y larga duración (2 meses o más) conseguía reducir el dolor en los pacientes. En el segundo ensayo clínico, el magnesio demostró su capacidad para mejorar los efectos de la Amitriptilina en los pacientes de FM. Estos resultados sugieren su utilidad como coadyuvante en la patología.

1.4.   Probióticos

Cada vez es más común encontrar estudios que demuestran una alteración de la microbiota intestinal en los pacientes de FM, señalando incluso a ciertos taxones con síntomas concretos. Aunque es una hipótesis reciente, algunos investigadores ya han comenzado a probar el efecto de los probióticos en la patología. De hecho, un estudio piloto con un suplemento de este tipo durante 7 semanas mejoró la capacidad cognitiva de 40 pacientes de FM, aunque no mostró efecto sobre los síntomas más genéricos como el dolor o la ansiedad, entre otros.

1.5.   Otras sustancias

Al margen de vitaminas, minerales y antioxidantes, se han encontrado menores niveles de algunos otros componentes en pacientes de FM. Este es el caso de los aminoácidos valina, leucina, isoleucina o triptófano, aunque no se han llevado a cabo estudios con suplementación de este tipo de sustancia en la patología. La lista de elementos botánicos con propiedades beneficiosas y otros compuestos antioxidantes es más extensa aún: Coenzima Q10, Chlorella pyreinoidosa, el suplemento CellFood®, Ginkgo biloba, L-carnitina, S-adenosilmetionina, ascorbígeno, creatinina y melatonina que, de un modo u otro, han conseguido mejorar el dolor muscular, la fatiga, la rigidez matinal, y la calidad de vida de los pacientes. A pesar de ello, en la actualidad ninguna de estas sustancias cuenta con suficientes evidencias como para comenzar a ser usadas en el ámbito clínico para la FM.

2.      Intervenciones dietéticas

En los últimos años, se han llevado a cabo un incontable número de intervenciones en la dieta de los pacientes de FM para intentar mejorar sus síntomas y calidad de vida. Las más relevantes pueden ser consultadas en la Tabla 2 del artículo, si bien la mayoría de ellas se han visto encaminadas a corregir deficiencias nutricionales que pudieran estar interfiriendo con los distintos mecanismos fisiopatológicos relacionados con la FM. A continuación, se enumeran los alimentos funcionales que se han utilizado con mayor frecuencia y mejores resultados.

2.1.   Aceite de oliva

El Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) contiene una gran cantidad de compuestos fenólicos con gran capacidad antioxidante que le permite proteger al ADN, las proteínas y los lípidos de múltiples daños por oxidación. Habitualmente este tipo de daño es causado por Especies Reactivas de Oxígeno , elementos más abundantes en los pacientes de FM que en las personas sanas. En esta línea, un ensayo clínico evaluó el efecto del consumo diario de 50 ml de AOVE durante 3 semanas en 23 mujeres afectadas de FM, observándose mejoras a nivel de carbonilación de proteínas, peroxidación lipídica, marcadores de riesgo cardiovascular, puntuación FIQ y estado de salud mental tras este periodo. Estos hallazgos sitúan al AOVE en buen punto de partida para ser considerado en futuras intervenciones nutricionales en estos pacientes.

2.2.   Cereales milenarios

Los cereales milenarios como el trigo khorasan parecen mejorar la salud de los pacientes en ciertas patologías, principalmente por su contenido específico en macro y microelementos necesarios en la nutrición humana, como son el magnesio, el fósforo, el potasio, los carotenoides y los polifenoles, entre otros. En un estudio basado en la sustitución del trigo actual por esta variedad antigua en pacientes de FM, se pudo observar una mejoría general en los parámetros de dolor, descanso nocturno o fatiga tras un periodo de 8 semanas.

2.3.   Dietas libres de glutamato monosódico y aspartamo

Ambos compuestos han demostrado su capacidad para ejercer como neurotransmisores excitatorios que, en exceso, pueden causar neurotoxicidad. Así, en dos estudios de caso-control con un total de 6 pacientes de FM se pudo comprobar la eliminación del glutamato monosódico y el aspartamo suponía una mejora en la sensación de dolor, la fatiga, el descanso y la función cognitiva de estos pacientes tras varios meses de control dietético. Sin embargo, un periodo de tiempo inferior (12 semanas) de la misma intervención no supuso ninguna mejoría en los pacientes de FM, por lo que se sugiere que esta aproximación se alargue en el tiempo.

2.4.   Dietas libres de gluten

Muchos de los síntomas gastrointestinales que acompañan a la FM son muy parecidos a los que acarrean las alteraciones gastrointestinales asociadas al gluten (nauseas, dolor abdominal, fatiga, dolor crónico, etc.), motivo por el cual muchos investigadores han propuesto dietas carentes de este compuesto a las pacientes de FM para buscar su mejoría. Por lo general, estas intervenciones a largo plazo (de 6 meses a 1 año) han logrado mejorar algunos de los síntomas de la FM como el dolor, la fatiga o el descanso nocturno, sobre todo en aquellos pacientes que presentaban como enfermedad comórbida al síndrome del intestino irritable.

2.5.   Dietas pobres en Oligo-Di-Mono-Sacáridos y polioles fermentables

La dieta pobre en carbohidratos de cadena corta y polioles fermentables (FODMAP, por sus siglas en inglés) se ha utilizado históricamente en el tratamiento del síndrome del intestino irritable, una enfermedad que sufren el 70% de los pacientes de FM. Por este motivo se ha probado también en esta patología, reduciendo el dolor intestinal, el peso corporal y la circunferencia de la cintura en las mujeres que se sometieron a ella.

2.6.   Dietas bajas en calorías

Este tipo de dieta está recomendada para reducir el índice de masa corporal (IMC). Puesto que un IMC elevado está asociado a múltiples problemas músculo-esqueléticos, también podría empeorar el estado de salud de los pacientes de FM. Un buen número de estudios han demostrado que la restricción calórica durante 4-6 meses en pacientes de esta patología es capaz de mejorar el dolor, la depresión y la calidad de vida, de reducir su IMC e, incluso, de disminuir marcadores de inflamación como la Interleuquina 6 y la Proteína C Reactiva.

2.7.   Dieta vegetariana

Las dietas vegetarianas destacan por su alto contenido en fibra, minerales y un buen número de componentes antioxidantes y antiinflamatorios, composición que las ha llevado a ser probadas en pacientes de FM. Por ejemplo, los pacientes que seguían una dieta estrictamente vegetariana durante 3 meses mejoraban en términos de dolor, rigidez articular y calidad del sueño, desapareciendo estos efectos al volver a la dieta habitual. También se ha visto un efecto positivo sobre el dolor en periodos más cortos (2 meses), si bien estos efectos eran menores que los pacientes que eran tratados con Amitriptilina. Así mismo, cuando se combinó la dieta lacto-vegetariana con ejercicios estabilizadores del tronco, los pacientes de FM que sufrían dolor lumbar experimentaron mejoría tanto en el dolor como en su composición corporal.

2.8.   Dieta Mediterránea

Aunque los beneficios de este tipo de dieta en infinidad de patologías están más que demostrados, hay poca evidencia de su uso en pacientes de FM. Algún estudio ha relacionado la adherencia a este tipo de dieta de estas pacientes con un mejor estado óseo en términos de ultrasonido cuantitativo de calcáneo. Además, dado que la microbiota intestinal cumple un papel clave en distintas afecciones reumáticas y relacionadas con el dolor como la FM, un grupo de investigación evaluó el efecto de esta dieta a este nivel. Sorprendentemente, no se pudo registrar ningún efecto de la dieta mediterránea en la microbiota ni en los síntomas de la FM. Por el contrario, otra investigación sobre el efecto de esta dieta combinada con suplementos de triptófano y magnesio durante 4 meses sí que logró demostrar una mejoría en la fatiga, la ansiedad y la depresión de las pacientes de FM.

La visión de SINAE/PRONACERA

Esta extensísima revisión de la bibliografía sobre las distintas intervenciones a nivel nutricional en pacientes de FM demuestra la enorme potencialidad de múltiples nutrientes y alimentos funcionales para mejorar los síntomas de la patología. Resulta especialmente relevante el efecto de alimentos funcionales como el trigo khorasan o el AOVE, si bien es cierto que en la mayor parte de estudios se recomienda evaluar detenidamente el estado nutricional previo de los pacientes, así como combinar la aproximación nutricional con otras farmacológicas (Amitriptilina) y no farmacológicas (ejercicio físico). Una vez más, queda en evidencia el carácter multifactorial de la FM, que vuelve a aparecer como un síndrome a tratar con diferentes estrategias si se quiere mejorar significativamente los síntomas que lo acompañan. En este sentido, desde Pronacera estamos impulsando, dentro de nuestra línea de I+D en fibromialgia FibroCURE, la realización de estudios con intervenciones nutricionales en pacientes que permitan complementar su tratamiento farmacológico y mejorar su calidad de vida.

TITULO ORIGINAL DEL TRABAJO 

Nutritional Interventions in the Management of Fibromyalgia Syndrome

TRADUCCIÓN DEL TÍTULO 

Intervenciones nutricionales en el manejo del Síndrome de Fibromialgia

 REVISTA DE PROCEDENCIA 

Nutrients, 20 August 2020.

AUTORES 

Giuditta Pagliai, Ilaria Giangrandi, Monica Dinu, Francesco Sofi, Barbara Colombini

ENLACE AL ARTÍCULO 

https://doi.org/10.3390/nu12092525

REVISORES TÉCNICOS 

Antonio Martínez Lara, Jorge Antolín Ramírez Tejero