La nutrigenética es considerada una ciencia aplicada que se ha convertido en un aliado indispensable de nuestra nutrición, capaz de predecir una respuesta a la dieta de un individuo en función de su composición genética.

¿Pero que es la nutrigenética?

 

Los libros y estudios científicos (cada vez mayores con el correr de los años) la definen como una rama de la genómica nutricional, que tiene como objetivo estudiar como las distintas variantes genéticas de las personas influyen en el metabolismo de los nutrientes, la dieta y las enfermedades asociadas a ésta.

Por ejemplo, en la actualidad sabemos perfectamente que la susceptibilidad genética a la obesidad ronda entre un 40% – 70%, pero por suerte contamos con la capacidad de actuar sobre un 30% de los factores que están involucrados en el desarrollo de la misma. En este sentido, tenemos dos factores claves que permiten llevar a cabo este entendimiento:

1) el genotipo como conjunto de genes y alelos o variaciones de un individuo (común al 99,9% entre todos los humanos);

2) el fenotipo, las propiedades observables de un organismo producidas por la interacción entre el genotipo y el ambiente (el 0,1% responsable de las diferencias);

Así pues, por una parte, la nutrigenética es capaz de predecir la respuesta a la dieta de una persona en función de los genes. De hecho, las personas portadoras de determinados polimorfismos genéticos tienen tendencia a un mayor peso, grasa abdominal, niveles de colesterol, triglicéridos y resistencia a la insulina.

Sin dejar de mencionar que también gracias al aporte de las nuevas ciencias ómicas, como la nutrigenómica, estamos pudiendo desvelar cómo interaccionan los nutrientes junto a los compuestos bioactivos de los alimentos con el genoma humano, favoreciendo que se exprese o no el riesgo genético de diversas enfermedades crónicas, obesidad, diabetes, cáncer, etc. Por ejemplo, la composición de nuestros desayunos y su relación proteína e hidratos de carbono provoca diferencias en la expresión de un determinado número de genes que se terminan asociando a ello.

Mientras que, por otro lado, los denominados factores epigenéticos (más allá de los genes que se vinculan al medio ambiente que nos rodea) que mayor influencia tienen sobre el genoma son: dieta, ejercicio, tabaco, alcohol, estrés, calidad del sueño, contaminantes químicos, físicos, virus, bacterias, alérgenos, fármacos, entre otros. Estos cambios en el genoma son heredables, es decir, se transmiten a la descendencia, pero también pueden ser reversibles si nuestro estilo de vida es el adecuado. Por todo ello, una dieta moderada en proteínas y grasas insaturadas, como la Dieta Coherente, enriquecida en Omega-3, favorece la ”expresión saludable” de las variantes genéticas.

 

Asimismo, la microbiota, antes denominada flora intestinal, también tiene un papel fundamental sobre la obesidad, y otras patologías además de las ya mencionadas, pues se sabe que los obesos tienen menor diversidad de microbiota en heces (menos variedad de especies).  Según explican los especialistas, cuando se altera el equilibrio de la microbiota, aparece la disbiosis y la permeabilidad intestinal reduce la eficacia de las intervenciones nutricionales, ya que aumentan los procesos inflamatorios, la mucosa se ve alterada y proliferan bacterias potencialmente patógenas que reducen la diversidad de la microbiota por culpa de la alteración que sufre esta barrera digestiva.

De esta manera, resulta sumamente importante al recurrir a un especialistas en nutrición tener en consideración estos aspectos y factores involucrados en nuestro análisis de perfil, diagnóstico y seguimiento de cara a un mejor tratamiento que brinde una solución fiable, que favorezcan nuestra calidad de vida. Para más información no dejen de visitar nuestra pagina web y consultar a los profesionales que forman parte del equipo en Pronacera Therapeutics.

Leandro Emanuel Barreiro

Project Manager & Business development